lunes, 30 de marzo de 2009

LITERATURA CLÁSICA ORIENTAL

LITERATURA HINDU

Entre las literaturas orientales, la India la que más ha influido en Occidente, sobre todo en los árabes. La mayor parte de la literatura Hindú antigua está escrita en Sánscrito, lengua de origen indoeuropeo emparentada con el latín y el griego, y se caracteriza por su profundo sentido religioso y por la abundancia de elementos ornamentales. Los monumentos más antiguos de esta literatura son los libros sagrados denominados vedas. Compuestos a lo largo de varios siglos (ss XX – VIII a. C.) recogen las primitivas creencias religiosas y filosóficas de la india, pero también contienen bellos relatos mitológicos llenos de fantasía.
Las dos grandes epopeyas indias comenzaron a componerse entre los siglos XII y X a. C.; aunque sufrirían numerosas mejoras hasta adquirir su forma definitiva en el siglo II a.C. Ambas relatan los mitos y leyendas de la India en un estilo brillante y muy adornado

Gran compendio de la mitología india, el Mahabharata es un extenso poema que contenía 200. 000 versos redactado a lo largo de ocho siglos (aunque la tradición le atribuye a Vyasa) El Ramayana, atribuido al poeta Valmiki, narra en 50.000 versos, las luchas del príncipe Rama por rescatar a su fiel esposa Sita del poder de los demonios.

RAMAYANA (DE VALMIKI) (FRAGMENTO)
El carro volaba como una gran nube empujada por el viento. Desde allí, paseando su mirada por doquier, el guerrero descendiente de Raghú, dijo a Sita la mithiliana, la del rostro bello como el astro de la noche. “¡Mira, ya veo el palacio de mi padre…! ¡Ayodhyá! ¿Inclínate! Ante ella, Sita, mi videhana, hete aquí de regreso!”
Apenas la muchedumbre, presurosa, les vio llegar como un segundo sol, y con tan rápida marcha, el aire fue rasgado con potentes gritos de alegría, lanzados por boca de ancianos, niños y mujeres. Todos gritaban:” ¡Aquí está Rama!” Bharata, pasando de la tristeza a la alegría, se acercó con las manos juntas y honró a Rama:” ¡Sé bien venido!” pronunció con el respeto que le merecía su hermano. Pero éste se apresuró a alzarlo, lo apretó contra su pecho y lo estrechó entre sus brazos con alegría.
Rama se aproximó a su madre que se hallaba encadenada, en observancia de un voto, con los ojos inundados de lágrimas, pálida, delgada, destrozada por la pena y se prosternó, le tocó los pies y con su presencia ante Sumitrá y ante la ilustre kekeyi. De allí se dirigió hacia Vazishta, rodeado por los ministros, e inclinó su frente ante él como la hubiese inclinado ante el eterno Brahma.
Bharata, que conocía su deber, habiendo tomado las dos sandalias, las puso por sí mismo en los pies del monarca de los hombres. Con las manos unidas sobre la frente, le dijo a Rama: “Por suerte, Señor, te acuerdas todavía de nosotros que hemos estado tanto tiempo sin dueño. Todo este imperio es tuyo: es un depósito que te devuelvo. Hoy se ha cumplido el objeto de mi vida y mis deseos se han visto colmados puesto que vuelvo a verte en Ayodhyá. Que su majestad pase revista a los graneros, a los tesoros, al palacio, al ejército y a la ciudad. Lo he decuplado todo gracias a la ayuda que de ella he recibido. ¡Que mi madre no sea ofendida! Este imperio que me fue entregado te lo devuelvo tal como tu misma majestad me lo dio.
En seguida, al mando de Zatrughana, el cochero que había enganchando los caballos, llevó el carro adornado por completo; Rama, el de valor infalible, subió a él junto con Lakshamana y sus hermanos y sentado junto a ellos se puso en marcha lleno de esplendor. Rama, rodeado de simios, penetró en Ayodhyá, encantadora ciudad, engalanada en aquellos momentos con guirnaldas ye empavesada con gallardetes.
Llegado a la ciudad habitada por los descendientes de Ikshwakú, el glorioso monarca de los hombres, se fue al palacio de su padre. Entró y Kaauzaya, habiendo besado a Rama y a Lasahmana en la cabeza, tomó a Sita en su regazo y olvidó la amargura que había invadido su alma.
Rama fue consagrado en presencia d todas divinidades reunida, allá en los aires con todas las hierbas medicinales, en medio de los rituidjas, las brahmas, las vírgenes, los principales oficiales del ejército y notables comerciantes, todos gozosos y alineados según el orden. Consagrado, difundían un esplendor incomparable. El mismo Zatruhna llevaba el magnífico parasol blanco; Sugriva, el monarca de los simios, sostenía el blanco espantamoscas y el blanco abanico.
Todos los días el a gusto y virtuoso Rama, junto con sus hermanos estudiaba los asuntos de su vasto imperio. Durante su reinado, llenó de justicia toda tierra cubierta de pueblos bien nutridos y alegres, rebosaba de trigo y de riquezas. No había ningún ladrón en el mundo; el pobre no le tocaba a nada y jamás se vio a los ancianos rendir horas fúnebres a los hijos. Todo vivía en la alegría. El ejemplo de Rama, entregado a su debe4r, mantenía a los súbditos en el suyo y los hombres no se dañaban los unos a los otros.
Mientras Rama llevó las riendas del imperio, se estuvo sin enfermedades, sin tristezas, la vida duraba cien años y cada padre tenía un millar de hijos. Los árboles, invulnerables a las estaciones y cubiertos incesantemente de flores, daban sin treguas sus frutos. El Dios del cielo derramaba la lluvia oportunamente y el viento soplaba siempre con aliento acariciador.
En tanto que Rama tuvo el cetro del imperio, las clases vivían sujetas a sus respectivas obligaciones, las criaturas se entregaban a la práctica de la virtud.
Dotado de todas las cualidades felices y entregado a sus deberes, así es como Rama gobernó la marcha del mundo.
Este afortunado poema que da gloria, que prolonga la vida, que vuelve a los reyes victoriosos, es la obra primordial que tiempo atrás compuso Valmilki.
Se verá libre de pecado el hombre que en este mundo puede tener siempre el oído atento al relato de esta admirable y variada historia del raghuída de infatigables proezas. Tendrá hijos, si es que los desea; tendrá riquezas si siente sed de ellas el hombre que escuche la lectura de lo que Rama realizó en este mundo. La joven que desee un esposo, obtendrá dicho esposo, alegría de su alma. ¿Tiene padres bien amados que viajan por países extranjeros? Obtendrá que en seguida se reúnan con ella. Todos aquellos que escuchen el poema que el propio Valmiki ha compuesto, conseguirá del cielo todas las gracias objeto de sus deseos tal como han podido desearlas.

TALLER DE ANÁLISIS
PLANO DE LA EXPRESIÓN: Selecciona tres expresiones que más te llamen la atención por su belleza.
PLANO DEL CONTENIDO:
1. Escribe las ideas que más te llamen la atención por su sentido humano.
2. Caracteriza al personaje principal “Rama”. Indica sus cualidades y refrenda tus palabras con frases extraídas del texto.
C. VALORACIÓN
¿Qué aspectos del poema pueden tener repercusión en tu vida personal? Sustenta.
D. INVESTIGACIÓN
Escribe el argumento del Mahabharata y El Ramayana.
Extrae dos párrafos de cada uno y emite tu opinión

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